jueves, 10 de septiembre de 2015

Crónicas sobre River Plate (Parte I).















Risas. Transcurría uno de los tantos recreos de mi último año de secundaria. Alrededor, el jolgorio juvenil. Pocas cosas importan demasiado en esa etapa, donde un fino hilo separa la vida del adolescente despreocupado con la del joven que comienza a tener responsabilidades. “Es como si me hubiesen quitado el alma”, exclamé gentilmente las veces que se me acercaron, amable y respetuosamente, a consultar mis pareceres acerca de lo sucedido el día anterior. Yo me encontraba reposado sobre una columna, observando pero sin observar lo que pasaba en el patio de la escuela. No recuerdo demasiadas cosas de ese día, pero mi comentario era real; nunca sentí tan poca motivación en la vida. Ese último año en la escuela no fue lo que deseaba cuando era chico. Muchos asuntos personales impidieron que recuerde con nostalgia aquellos días. Pero esa mañana invernal de junio fui a la escuela con una angustia recorriendo todo mi cuerpo. Desperté, me cambié rápidamente, tomé mi carpeta y empecé a pedalear en mi bicicleta las 6, 7 cuadras que separan mi casa del colegio. Al mediodía estaba arrepentido. Sí, me ahorré una inasistencia (vaya si sufriría por las dichosas inasistencias unos meses después, ya en diciembre). Pero ese día mi alma estaba rota en mil pedazos. La noche anterior, pasadas las once, Belgrano había vencido 2-0 a River en Córdoba. Partido de ida de la Promoción. Todavía faltaba el partido de vuelta, en Buenos Aires. Pero por más esperanza que uno cosechara, el resultado era doloroso.
Luego del incidente del gas pimienta ocurrido en cancha de Boca, me pregunté una cosa: ¿qué haría yo si fuese hincha de Boca al presenciar ese vergonzante suceso? Supuse que el malestar sería el mismo que el que sentí siendo de River. No recordé que unos años antes, en una situación insólita pero repudiable, ocurrió algo similar.
Iban casi 7 minutos del segundo tiempo. Paulo Ferrari recuperó la pelota sobre la derecha y empezó a correr. De repente el juego se detuvo. Había sucedido. ¿Cuántos eran? Los tan famosos “inadaptados de siempre”, con una impunidad que asusta, ingresaron al campo del estadio Mario Alberto Kempes a amenazar y empujar a los propios futbolistas de River. Era un puñado de hinchas que se encontraba en la tribuna del visitante. Adalberto Román, Carlos Arano y Matías Almeyda fueron los máximos involucrados de aquella escena desoladora. Fue en ese mismo instante donde se me quebró la voz. Protestando frente a la televisión, como miles de hinchas en todo el país. Indignado por lo que veía. Preocupado. Y con una angustia que desbordaba mi cuerpo. No me acuerdo lo que grité. Creo que deseé algunas muertes, no la de estos imbéciles que habían cometido ese atropello al espectáculo deportivo, sino la de aquellos que permitieron que, el club del que decidí ser hincha sin razón alguna más que mi propio deseo, estuviese en esa situación. No me importó el desarrollo del compromiso en sus posteriores minutos. No cambió nada. Esa noche fue de terror. Y mi testimonio más real que nunca. Me habían quitado el alma. Tal como Bart Simpson en aquel capítulo donde su amigo Milhouse le hace creer que fue desposeído de su alma. De esa manera me encontré esa mañana y durante varias horas más de esa y de siguientes semanas.
















Nunca entendí esa costumbre de capturar en imágenes momentos de la vida, situaciones, quizás hechos efímeros y de poca importancia. Debo ser bastante joven para entenderlo. En otras épocas intuyo que esas cosas simplemente se depositaban en la retina en forma permanente, porque no existía otra posibilidad, con la distorsión de los recuerdos que eso puede suscitar. Sin embargo, en estos años de tanta tecnología, resulta casi imposible no registrar una situación dada. Si es un espectáculo futbolístico, menos. Y si estamos hablando de un partido de fútbol en Argentina, ni hablar. De esos intensos días de mayo y junio del 2011 debe haber infinidad de material dando vuelta. Evité ver videos de esos partidos al menos por voluntad propia. Lo hecho, hecho está. Tampoco termino recordando con exactitud lo que hice esa semana fatídica. El sábado 18 de junio fue que River perdió de local ante Lanús y quedó echado a su suerte. Fue una semana completa que terminó el domingo 26 de junio, con el descenso de River consumado.
Todavía hoy uso la computadora en forma diaria, como la vía de entretenimiento más eficaz y también como herramienta de acceso a información deportiva y futbolística. Pero esa semana rompí récords mundiales. Fueron horas y más horas sentado leyendo lo único que quería leer, comentarios de los distintos foros de opinión de River en la web. TuRiver y La Página Millonaria, las páginas en cuestión, eran mi refugio. En la actualidad sigo teniendo noches largas de insomnio frente a la pantalla, pero esos días no me importaba siquiera el tener que ir a la escuela a las 7 de la mañana. No puedo decir que haya ido sin dormir, pero sí que de repente mis horarios de sueño eran una ensalada rusa. Era el precio, el daño que me hacía a mí mismo por la situación que me tocaba como hincha. Horas de análisis, de especulación, que al fin y al cabo no sirvieron para nada.



















El arduo año vivido en el infierno del Nacional B fue una experiencia que no aconsejo, pero que tampoco me arrepiento de vivirla. Un año futbolístico lleno de vaivenes, de baches, de recuperación, de sentimientos encontrados. Fue un año caótico, pero con la esperanza de que las cosas podían cambiar. Aún con las dagas al corazón que el River de Almeyda lanzaba en partidos traumáticos, como la primera caída en la divisional, ante Aldosivi de Mar del Plata (1-2), o la insólita derrota ante Boca Unidos en Corrientes (0-1), habiendo sido ampliamente superior al rival pero cayendo en la última jugada. El día después, el otro Boca, el rival de toda la vida, salía campeón del fútbol argentino. “Lo que no te mata, te hace más fuerte”. Había que estar de este lado aquellos días. No era fácil. Pero tendría su recompensa.
Pobre puerta. Ella no erró el penal. Tampoco fue ella la que marcó mal en esa falta que derivó en el 1-0 de Patronato en la cancha de Colón de Santa Fe. Después de más de 300 días de competencia en la segunda división del fútbol argentino, River estaba a un triunfo de volver a Primera División. Pero no fue ese día. Ese 16 de junio, al entretiempo, con el partido a cuestas y un resultado que invitaba a la desilusión, me levanté a buscar algo a mi habitación y me descargué con lo primero que encontré. Golpe de puño a esa inerte puerta, que hizo que me ligara un reto. Es que no se podía entender. Al finalizar el encuentro, volví a llorar. Como un chico. Como cuando era chico, en realidad. ¿Por qué tanto sufrimiento? ¿Por qué el destino se ensañaba con el club que tanto quiero? ¿Qué tengo que hacer para evitar esos tragos amargos? El fútbol se estaba volviendo en mi peor pesadilla. Al igual que un año atrás, esos días fueron de especulación máxima. Mientras en Boca se hacía alusión a una posible “triple corona” (campeonato, Copa Libertadores y Copa Argentina) y San Lorenzo pasaba los mismos penares que el conjunto millonario en su momento, en River había muchas dudas. No había opción: se ascendía o se ascendía.















El sábado 23 de junio del 2012 fue el primer día del resto de mi vida. La metáfora de la mochila pesada tenía su justificado uso. Al acabar el trayecto de River por el Nacional B sentí que volvían hacia mí cosas que pensé que había perdido: el amor por el fútbol, la alegría de sentarme a ver al equipo que más quiero, el seguimiento del torneo argentino en su totalidad… Claro, a pesar de que la primera reacción después del 26-J fue un rechazo profundo hacia todo lo que no era River, con el correr del tiempo aprendí a convivir con eso. Y ese día sentí que podía volver a hablar de fútbol. Otra metáfora aparecía en la boca de todo un pueblo con banda cruzada: resurrección. Esa palabra con el tiempo cobraría su real dimensión. Tras 363 días de batalla en una categoría ajena históricamente, River volvía a la Primera División del fútbol argentino. Algunos decidieron celebrarlo a lo grande, otros lo sentimos como un alivio inexplicable y otros, los de siempre, pensaron que era oportuno criticar arbitrajes, modos, formas, y hasta se sintieron dueños de algo tan natural y espontáneo como la manera de festejar un logro deportivo.

martes, 8 de septiembre de 2015

Fecha 24: un fin de semana para alquilar balcones.















Todavía está fresca la imagen del uruguayo Bentancur dando un pase insólito a los pies de Mauro Matos, el delantero de San Lorenzo, que con frialdad y experiencia convirtió el 1-0 del Ciclón sobre Boca en la misma Bombonera. Era el partido de la fecha. Todas las miradas se posaron sobre el duelo entre Xeneizes y Cuervos. Pero el fútbol argentino no se detiene. Se viene la fecha 24 del campeonato de Primera División, de este torneo insólito de treinta equipos, con una de las jornadas que más escándalo y polémica generó luego de su confirmación. De viernes a lunes, como ocurre en cada fecha, tendremos una maratón de 15 partidos pero con un condimento especial: la mayoría serán clásicos. Sí, todos en una misma jornada. Algo nunca visto en los últimos 30 años.

Cuando se confirmó que esta fecha sería una realidad, despertó polémica. El fútbol argentino está lejos de ser un show al mejor estilo Premier League. En Primera y en las demás categorías del ascenso el público visitante no puede acudir al estadio a ver a su equipo. La violencia parece incombatible, con una complicidad mayúscula entre políticos, dirigentes y barras bravas. Sin embargo, el show debe continuar. En 2012 hubo un fin de semana inolvidable, donde el sábado River Plate volvió a Primera División después de un año en el infierno del Nacional B, tras una definición con varios partidos en simultáneo. Al otro día, el domingo, el campeón de la máxima categoría y hasta los descensos se definieron en una tarde con 7 partidos a la vez, todos ellos televisados en canales de aire. Una verdadera locura. Pero esta fecha 24 puede superar todo eso. Te invito a repasar cada uno de los encuentros, comenzando por el de menor interés hasta llegar a los más atrapantes de la jornada.

Sábado 12 de septiembre, 18:20: Olimpo vs. Sarmiento.

En la previa, no puede haber nada peor. Sin ánimos de ofender a la gente de ambos equipos, Olimpo-Sarmiento tiene pinta de terminar 0-0. Acompañan este pronóstico el juego y las estadísticas a disposición. Olimpo cosechó 10 igualdades sin tantos en este campeonato, 6 de ellas en condición de local. Un número llamativo. Su DT, Diego Osella, es conocido por armar conjuntos que no llenan la vista pero obtienen resultados beneficiosos. Así pasó con Colón, en 2014, a pesar de haberse ido al descenso en un desempate contra Atlético Rafaela. Sarmiento tuvo una primera parte de torneo sorprendente, pero todo cambió de un día para el otro. Aunque volvió al triunfo la fecha pasada, 1-0 en Santa Fe ante Colón, el equipo convirtió 3 goles en sus últimos 13 compromisos. Con 14 tantos de los bahienses y 19 de los juninenses, será difícil que este encuentro quede en el recuerdo.

Lunes 14 de septiembre, 18:00: Aldosivi vs. Crucero del Norte.

Uno de los dos partidos que cierra la fecha. Estamos hablando de dos clubes que están disputando su primera temporada en Primera División. Aldosivi, el local, tuvo una primera mitad de campeonato muy positiva. Sin embargo, los marplatenses están atravesando un período irregular. Enfrente estará el conjunto misionero, Crucero del Norte, con un DT como Sebastián Rambert que intenta hacer algo diferente con su equipo, aunque los resultados no son óptimos. El Colectivero está último en el torneo junto a Nueva Chicago, no ganó todavía de visitante y el descenso está a la vuelta de la esquina. Un partido que en la previa no despierta interés, pero ojo que puede tener varias emociones.

















Sábado 12 de septiembre, 21:30: Tigre vs. Vélez.

El partido de ida entre estos equipos fue un 2-2 atrapante donde los cuatro goles se convirtieron en los últimos 15 minutos. Es difícil pronosticar como será en esta fecha, debido a que se trata de dos equipos irregulares. El Matador de Victoria, con un DT experimentado como Gustavo Alfaro, suele ser un rival duro para sus contrincantes, y más en condición de local. Sin embargo en estas últimas fechas atraviesa ciertos vaivenes, con una dolorosa derrota 5-2  en casa ante Huracán por Copa Sudamericana a cuestas. El visitante, Vélez, está lejos de sus épocas doradas. Con muchos chicos del club, los dirigidos por otro experimentado como Miguel Ángel Russo son impredecibles.

Sábado 12 de septiembre, 20:30: Atlético Rafaela vs. Belgrano.

Si hay un clásico importante que el fútbol argentino extraña es el cordobés. Con la crisis que atraviesa Talleres, hoy en el Federal A (tercera categoría), el partido que paraliza a todo Córdoba deberá esperar un poco más. Por eso los dirigidos por Ricardo Zielinski visitarán Rafaela en esta jornada. Atlético recibió 4 goles de Quilmes el último lunes como local, pero nunca es fácil jugarle a los rafaelinos en su reducto. El máximo condimento es ver a futbolistas como Zelarrayán, líder del Pirata cordobés, un equipo que se mantiene desde las primeras fechas entre los diez mejores del campeonato.















Sábado 12 de septiembre, 14:00: Nueva Chicago vs. Argentinos.

Aunque haya cierta rivalidad entre ambos clubes, no se puede decir que este duelo sea un clásico con todas las letras. Sí se puede advertir que el marco en Mataderos será conmovedor, con un público de Nueva Chicago que acompaña con mucha fidelidad a su equipo a pesar de estar último y cerca del descenso. Chicago es un equipo que, aún con sus limitaciones, siempre intenta. Es el legado que dejó Pablo Guede en el club, hoy técnico del Palestino chileno. Tras estar 19 fechas sin victorias, el Torito logró dos al hilo (3-0 a Huracán y 1-0 a Crucero del Norte) para ilusionarse con la salvación. Enfrente estará Argentinos, que ganó apenas 1 de sus últimos 10 partidos. El DT del equipo, Néstor Gorosito, deberá obtener un resultado positivo, de lo contrario, su continuidad penderá de un hilo.

Viernes 11 de septiembre, 21:10: Defensa y Justicia vs. Arsenal.

La fecha de los clásicos se iniciará con uno de los duelos con menos historia y antecedentes. Es que Defensa y Justicia, ascendido en 2014, recibirá a Arsenal, un Arsenal que está atravesando un período de transición después de un ciclo exitoso con Gustavo Alfaro a la cabeza. De todas maneras, el Halcón es uno de los equipos sensación de esta parte del campeonato. De la mano de Ariel Holan, DT del equipo y con pasado como entrenador de hockey sobre césped, Defensa protagoniza partidos con valentía e inteligencia. Del otro lado está el Arsenal de un personaje de nuestro fútbol como lo es Ricardo Caruso Lombardi. Como para darle inicio al fin de semana, no está tan mal.















Lunes 14 de septiembre, 21:10: Temperley vs. Quilmes.

Habrán pasado 14 partidos antes de llegar a este, el último de la fecha. Se trata de un encuentro entre dos equipos con estilo e identidad definidos. Ese sólo hecho lo hace más que interesante. Temperley, el Gasolero, es un equipo duro, complicado, defensivamente compacto y con transiciones ofensivas muy atractivas. Su DT, Ricardo Rezza, ascendió al equipo desde la Tercera División hasta Primera, después de más de 20 años en el fútbol del ascenso. Quilmes está dulce, de la mano de Facundo Sava, DT del equipo, que le cambió la cara a un conjunto sin brújula. El Cervecero es hoy un equipo ofensivo, dinámico, con un fútbol de alto vuelo. Será un partido intenso el que cerrará esta fecha inolvidable.

















Sábado 12 de septiembre, 16:00: San Martín vs. Godoy Cruz.

Sin la tradición de los clásicos más importantes del país, el clásico cuyano se ha vuelto muy importante. San Martín, el conjunto sanjuanino, es desde hace varios años el club más importante de su provincia. En Mendoza ocurre lo mismo con Godoy Cruz. Ambos han disputado varias temporadas en Primera División (San Martín en forma intermitente, mientras que Godoy Cruz lleva 7 años en la máxima categoría). Por razones geográficas, la rivalidad se ha acentuado. El Verdinegro venció hace poco a River en el mismísimo Monumental. Con Carlos Mayor al frente, San Martín ha protagonizado partidos muy buenos a lo largo de este campeonato. Del lado de los mendocinos la realidad es otra. Sin triunfos como visitante desde marzo de este año, Godoy Cruz atraviesa un delicado momento, con Gabriel Heinze, DT del equipo, en la cuerda floja. Por lo que representa un clásico en el interior del país y por lo que ambos técnicos buscan de sus equipos, el clásico cuyano tiene buena pinta.

















Domingo 13 de septiembre, 16:40: Colón vs. Unión.

No es el partido más atractivo dentro del lote de los clásicos más tradicionales. Sin embargo, Santa Fe se paraliza cada vez que Colón y Unión se enfrentan. Lamentablemente esto ha ocurrido poco en los últimos años, debido a que Unión permaneció ocho años en el ascenso (2003 a 2011). En la actualidad Colón atraviesa un momento delicado. Tras descender el año pasado y con problemas económicos, el club intenta volver a la normalidad. Con Darío Franco a la cabeza, el equipo tiene un estilo ofensivo que no siempre se traslada en la cancha. El Sabalero ganó sólo 4 partidos en el torneo. Unión, en tanto, está teniendo un buen presente, a pesar de llegar al clásico con cuatro encuentros sin triunfos. Leonardo Madelón, ídolo del club justamente por un gol clásico (1989), fue el DT que ascendió al Tatengue el año pasado y el que comanda actualmente al equipo. Con varios chicos del club, Unión trata de protagonizar sus encuentros. Seguramente el clásico santafesino va a dar que hablar.


















Domingo 13 de septiembre, 16:00: Estudiantes vs. Gimnasia.

El clásico platense tomó una tendencia en los últimos años. Estudiantes volvió al primer plano nacional e internacional después de 20 años, mientras que su vecino de La Plata, Gimnasia, atravesó un período de crisis después de varios años de estabilidad. Eso inclinó la balanza a favor del Pincharrata, claro dueño del clásico en los últimos 10 años. El equipo que conduce Gabriel Milito tomó un estilo que el técnico mamó en su paso como futbolista por el Barcelona. A pesar de no contar con el respaldo unánime de los simpatizantes, Milito perdió sólo 2 de sus 19 partidos en el cargo. Gimnasia perdió 4 de los últimos 5 partidos, después de una racha de once sin caídas. No es el mejor momento del equipo, pero a lo largo del campeonato ha sabido demostrar que tiene con qué. Los hinchas del Lobo confían a muerte en Pedro Troglio, DT del equipo, quien ascendió al club en 2013 y salió subcampeón en 2005, clasificando a las últimas copas internacionales que disputó Gimnasia.




















Sábado 12 de septiembre, 18:10: Huracán vs. San Lorenzo.

Con los vaivenes institucionales que ha vivido el club de Parque Patricios, este clásico barrial ha perdido constancia en el tiempo. Después de cinco años, San Lorenzo vuelve a visitar el Palacio Ducó, estadio de Huracán. El Globo ha vivido el último año con locura: salió campeón de la Copa Argentina, volvió a Primera después de tres años, jugó la Copa Libertadores, le ganó la Supercopa Argentina a River, y sin embargo, hoy necesita puntos para no irse al descenso. Con Eduardo Domínguez como DT, dando sus primeros pasos en dicha labor tras haber sido futbolista del plantel hace poco tiempo, Huracán se encuentra buscando la estabilidad. San Lorenzo viene de obtener un triunfo clave en la Bombonera, que lo catapulta como el único puntero de este campeonato. El equipo de Bauza no es vistoso, pero siendo firme atrás y con futbolistas de jerarquía en ataque, ha logrado posicionarse como líder en soledad a falta de pocas fechas de finalización del certamen. Aunque el Ciclón domina el historial, el encuentro es impredecible. Sea cual sea el resultado, va a impactar de lleno en las aspiraciones de ambos.




















Domingo 13 de septiembre, 21:30: Lanús vs. Banfield.

Al ser dos clubes chicos del sur del gran Buenos Aires, se subestima este clásico. Luego del ascenso de Banfield en 2001, este encuentro se desarrolló durante muchos años consecutivos, adquiriendo un valor que se mantiene hasta estos días. A pesar de haber descendido nuevamente en 2012, Banfield volvió a subir a Primera el año pasado y en la actualidad es uno de los equipos que intenta meterse en el lote de los de arriba. Ya sin Matías Almeyda, el DT del equipo, Claudio Vivas, continúa la línea del anterior técnico, con un fútbol ofensivo, atrevido y dinámico. Del lado de Lanús, las características son similares. Los mellizos Barros Schelotto llevan más de tres años en el club. Con el título de la Copa Sudamericana en 2013, su labor es muy valorada, siendo el Granate protagonista cada año del torneo local. Quizás más por el estilo de juego de ambos equipos, y no tanto por tradición, este sea uno de los partidos del fin de semana. En el anterior clásico, disputado en el Florencio Sola, estadio de Banfield, hubo tres expulsados y una intensidad desde el minuto 0 hasta el 90. Imperdible.















Sábado 12 de septiembre, 16:10: Independiente vs. Racing.

Debido a la jerarquía de los clubes, el clásico de Avellaneda es el segundo en importancia dentro del país: Independiente, el Rey de Copas; Racing, la Academia. Aunque la diferencia en el historial esté inclinada para el lado de los Diablos Rojos, cada clásico es una historia nueva. Para Racing es un partido vital, que puede decidir el futuro del equipo en su lucha por el título. Obtener un triunfo en el clásico sería un impulso. El equipo de Cocca, último campeón del fútbol argentino, ganó 1-0 el clásico de ida en el Cilindro. No será un escollo fácil para un Independiente que todavía no encuentra regularidad en el juego y en los resultados. Los dirigidos por Pellegrino acumulan tres empates en fila, aunque llevan 10 sin perder (la última caída, justamente frente a Racing). El Libertadores de América volverá a cobijar este clásico que respira Avellaneda entera. Por la grandeza de ambos clubes, está claro que veremos un gran partido de fútbol.



















Domingo 13 de septiembre, 15:10: Rosario Central vs. Newell's.

Nadie debería morir sin ver alguna vez este partido. Y redoblo la apuesta: nadie debería morir sin presenciarlo desde el estadio mismo, en el lugar de los hechos, sintiendo de cerca la pasión, el fanatismo y la locura que transmite para mí uno de los mejores clásicos del fútbol argentino. El clásico rosarino es la esencia misma de la pasión futbolera del argentino. En la ciudad se respira fútbol. El clásico es casi hasta un hecho cultural, si hasta el eterno Fontanarrosa ha escrito sobre él. Un duelo que lo tiene al Canalla expectante por los puestos de vanguardia, con un DT como Eduardo Coudet que trajo aires nuevos. Es un Central con el que los hinchas se identifican, con la locura de Coudet como cabeza de un equipo que tiene buen pie pero que además va al frente en todo momento, hasta el último segundo del tiempo añadido, más en su propio estadio, donde cada partido se vive con una tensión que atrae facilmente al espectador neutral. Del otro lado, Newell's atraviesa un duro presente. Cuando Lucas Bernardi, símbolo del inolvidable equipo del Tata Martino, asumió las riendas del plantel, parecía que volvían días felices para el pueblo Leproso. Sin embargo, Newell's lleva hoy 7 encuentros sin victorias. Hace unas fechas atrás, en el Coloso Marcelo Bielsa, Central se llevó los tres puntos al vencer 1-0. Esa fue la cuarta victoria al hilo para los canallas en el clásico rosarino, algo que no ocurría hacía muchos tiempo. El partido se vivirá con mucha adrenalina y emoción, como viene siendo costumbre. El marco del estadio será un condimento fabuloso, pero lo importante es lo que veamos dentro de la cancha.

















Domingo 13 de septiembre, 18:15: River vs. Boca.

No podía cerrar este post de otra manera. El Superclásico será el partido que, al menos que sea un bodrio o un empate con sabor a poco, eclipsará las miradas el fin de semana. De este clásico se han dicho mil cosas, de mil maneras diferentes. Se trata de los dos clubes más grandes de la Argentina, con lo que eso significa en cuanto a futbolistas y espectadores. Cuando hay un Superclásico, no sólo el país se paraliza, también desde varias partes del mundo se observa el partido. Hace no muchos años atrás, ambos equipos estaban hundidos en sendas crisis. Al día de hoy, tanto River como Boca se mantienen entre los mejores equipos del fútbol argentino. El Millonario es el campeón de América, con todo lo que eso implica. El Xeneize atraviesa una sequía de tres años sin títulos, pero es claro protagonista del torneo local. Después de la inesperada caída ante San Lorenzo, Boca no llega bien al Superclásico. Los ánimos no son los mejores. En el primer clásico de Tévez en su vuelta al club, Boca irá a buscar los tres puntos como sea, porque un empate y sobre todo una derrota podrían complicar las aspiraciones del equipo de cara al título. Además, una derrota calaría hondo en los hinchas del Xeneize, que han visto como su rival de toda la vida levantó dos trofeos internacionales luego de eliminar a Boca de ambas competencias. River llega con más tranquilidad, con algunas bajas y lesionados, pero aparece como favorito de cara al compromiso. Después del título de la Copa Libertadores, el equipo de Gallardo tuvo una pequeña recaída que parece haber terminado tras golear a Nueva Chicago el pasado fin de semana. Da la sensación de que este clásico es muy incómodo para Boca, por como llega y porque puede ser muy negativa una derrota. Quizás Arruabarrena se juegue su última ficha. Se viene una nueva edición del Superclásico, que además será la primera luego del bochornoso incidente ocurrido en la Bombonera por Copa Libertadores.