martes, 2 de diciembre de 2014
Competir en dos torneos: El Boca de Basile (2005).
En estos últimos meses, con River y Boca en semifinales de un torneo internacional después de muchos años, se habló demasiado acerca del desgaste de la doble o hasta triple competencia. Por supuesto que el agotamiento existe y el desgaste psicológico pesa, no es fácil ser protagonista en todos los torneos que un equipo disputa en un semestre.
A lo largo de la historia, posiblemente sean varios los que pudieron hacerse fuertes ante esa acumulación de compromisos. Nos detenemos hacia finales del siglo pasado, cuando River logró la famosa doble corona. Con Ramón Díaz como entrenador, en 1997 el Millonario se alzó con el Torneo Apertura (el tricampeonato local) y con la Supercopa Sudamericana, la última edición de aquella vieja copa internacional que reunía a todos los campeones de América. El 17 de diciembre venció 2-1 a San Pablo por la final continental en Buenos Aires y se alzó con el título. Si tienen memoria recordarán las declaraciones de Ramón Díaz: "Ya mañana, lamentablemente, tenemos que pensar en el campeonato. Le queremos ganar el campeonato a Boca, Tití (Fernández)". Es que cuatro días más tarde, el equipo del riojano empató 1-1 en cancha de Vélez contra Argentinos y se consagró nuevamente campeón (Boca fue subcampeón a un punto). Aquel equipo jugó 29 partidos entre el 24 de agosto y el 21 de diciembre (123 días), con 21 victorias, 4 empates y 4 derrotas. O sea, un partido cada 4,24 días.
Con el comienzo del nuevo milenio, sólo hubo un equipo que alcanzó la hazaña de conseguir dos títulos importantes en un mismo semestre. Hablamos del Boca de Alfio Basile, que además fue uno de los mejores equipos de los últimos años del fútbol argentino. El Xeneize había pasado una temporada 2004/05 pobre en casi todos los aspectos. Sólo el título conseguido en la Copa Sudamericana 2004 había traído alivio, pero en los dos campeonatos locales hizo campañas penosas y en la Copa Libertadores había sido eliminado escandalosamente por Chivas de Guadalajara. Mauricio Macri, presidente en aquel entonces, decidió invertir lo máximo posible en futbolistas de nivel para traer al club. Bilos, "Cata" Díaz, Krupoviesa, Marino y "Pocho" Insúa fueron los refuerzos, sumados a los retornos de Ibarra y Battaglia, dos ídolos de Boca que volvían de su periplo en Europa. Una de las apuestas más importantes fue confiar en un DT con mucha experiencia como Alfio Basile, ex DT de la Selección Argentina entre 1990 y 1994, entre otros trabajos.
El camino se inició el 16 de julio del 2005. Boca se encontraba haciendo una gira por Asia, donde igualaría 2-2 con Tottenham aquel día. Fueron seis partidos preparatorios, todos en el mes de julio. La pretemporada ya era un síntoma de lo que estaba por venir, un semestre repleto de compromisos. El debut oficial de ese equipo fue el 7 de agosto, por la 1er fecha del Torneo Apertura, venciendo 4-1 a Gimnasia de Jujuy en la Bombonera. Entre la tercer y la quinta fecha, Basile tuvo que afrontar los dos partidos de la Recopa Sudamericana ante Once Caldas (Boca como campeón de la Sudamericana 2004 y Once Caldas como campeón de la Libertadores del mismo año, una revancha de la final perdida con Bianchi como DT). El equipo de La Ribera ganó 3-1 en casa y perdió 2-1 en Colombia, consagrándose campeón. Era la primer alegría, pero no la única.
A diferencia de la actualidad, en aquellos años tanto Boca como River eran invitados a la Copa Sudamericana, por lo que arrancaban en octavos de final. Así se evitaban esos ardúos cruces frente a los mismos equipos argentinos en una primera instancia. El Xeneize arrancó a jugar la copa a finales de septiembre, superando a Cerro Porteño de Paraguay. Después de vencer 4-1 a Internacional de Porto Alegre por los cuartos de final, clasificando a las semifinales, el equipo de Basile comenzó a sentir los primeros síntomas de cansancio. Tres días más tarde de aquella noche perdió como local 1-0 con Colón. Y cuatro días después, 4-1 con Arsenal en Sarandí, con tres expulsados. El campeonato parecía perdido. A los tres días afrontó un duelo clave contra Vélez, donde Boca ganaría 2-0 con un carácter que levantaría los ánimos. Y la competencia no frenaba, porque otros tres días después le tocó recibir a Universidad Católica de Chile, por la ida de las semifinales de la Sudamericana, rotando un poco debido a tanto trajín. Habían pasado 5 partidos en apenas 13 días.
El 14 de diciembre Boca salió campeón del torneo local en Bahía Blanca, tras superar a Olimpo 2-1. Había arrancado perdiendo. El 18 de diciembre, a cuatro días de aquella consagración, el Xeneize empató 1-1 con Pumas de México. Al haber igualado 1-1 también en tierras aztecas, el asunto se definió desde los penales. Y allí se impuso Boca, con el recordado penal pateado por Abbondanzieri, el del título. Para conseguir la doble corona, entonces, el conjunto de Basile necesitó de 29 partidos (16 victorias, 8 empates y 5 derrotas) y 133 días, es decir, un encuentro cada 4,58 días.
Me gustaría, después de haber hecho un repaso de la campaña de aquel Boca, hacer un análsis comparativo entre el equipo de Basile con el actual equipo de Gallardo, el River finalista de la Copa Sudamericana, señalado por varios como un conjunto cansado, agotado, aunque algunos creen que hay una exageración y que no es tan así.
El arquero de Boca era el conocido Roberto Abbondanzieri, arquero de Selección, a seis meses de viajar a Alemania rumbo a la Copa del Mundo. Su suplente era Ezequiel Medrán, ex Atlético Rafaela. No dista demasiado de la situación actual de River, con un arquero como Marcelo Barovero, de los mejores del fútbol argentino, y como suplente un arquero con pasado reciente en un equipo más pequeño, como Julio Chiarini, ex Instituto. En ese semestre, Medrán atajó apenas tres partidos.
En la defensa vienen las primeras diferencias. Aquel Boca contaba con un lateral derecho como Hugo Ibarra, ídolo del club. Pasó un tiempo lesionado, por lo que fue reemplazado en varias jornadas por José María Calvo, el "Pampa", quien había debutado en el club hacía cinco años. En el lateral izquierdo, arrancó el paraguayo Morel Rodríguez pero luego fue sustituido por Krupoviesa. En la zaga, Schiavi y Cata Díaz jugaron casi todos los encuentros. De hecho, Schiavi estuvo en 28 partidos y el Cata en los 29 de Boca en aquel semestre. El único que podía reemplazarlos era un joven Matías Silvestre, de 20 años por aquel entonces. En el River actual los laterales están bien cubiertos, con Mercado y Vangioni, pero los suplentes están muy por debajo del nivel de los titulares, con Solari por derecha que lleva tiempo en Primera sin convencer y Urribarri por izquierda, futbolista que llegó al club de manera inexplicable. En cuanto a los centrales, con Maidana, Funes Mori y Álvarez Balanta alcanza. Pezzella es un recambio que siempre rinde. Y el que está dando sus primeros pasos es Mammana. Parece ser la zona donde River tiene más alternativas.
Boca tenía a un mediocampista central joven pero con un talento inocultable. Hablamos de Fernando Gago, de 19 años en esos tiempos, quien jugó 26 de los 29 partidos del equipo en ese semestre. Es inevitable no compararlo con Kranevitter, el eje del equipo de Gallardo, lesionado a mitad de temporada. El mediocampo de Boca tenía muchas variantes y nombres de jerarquía. Allí estaban el colombiano Fabián Vargas, un Pablo Ledesma de 21 años, los experimentados Battaglia y Cagna, un refuerzo que había jugado muy bien en Newell's como Guillermo Marino, un volante dinámico como Daniel Bilos, un Neri Cardozo de 18/19 años que ya había debutado con Bianchi y parecía ser más de lo que terminó siendo y un futbolista enorme como Federico Insúa, por esos días en su momento de esplendor. El actual River tiene a Ponzio, Rojas, Sánchez, Pisculichi y Ferreyra como mediocampistas a utilizar, más la inexperiencia y juventud de otros como Guido Rodríguez y Tomás Martínez. El que parece haber vuelto al primer equipo es Cirigliano, un jugador que le puede servir mucho a Gallardo.
Por último, nos vamos a la delantera. El Boca de Basile tenía a Palermo, ídolo del club, como referente de área. En los primeros partidos alternaron como segundo delantero Rodrigo Palacio, todavía lejos del gol errado contra Alemania, en uno de los mejores momentos de su carrera (Pekerman lo terminaría llevando al Mundial de Alemania), y Marcelo Delgado, el "Chelo", otro futbolista querido en el club, clave en la Copa Libertadores obtenida en 2003. El que tuvo pocos minutos en el semestre fue Guillermo Barros Schelotto, otro ídolo de Boca. Ese plantel estaba repleto de tipos con experiencia, ganadores y líderes. El Mellizo llegó a jugar un partido con la reserva, ante Tiro Federal, para poder sumar más minutos. Terminaría estando en 18 de los 29 partidos del equipo (aunque claro, con apenas 395 minutos en cancha). Gallardo puede disponer de Teófilo Gutiérrez y de Rodrigo Mora. Teófilo es quizás el mejor delantero del fútbol argentino. Mora está pasando un buen momento personal. Recién ahora, a pocos días de finalizar el año, el técnico puede contar con Fernando Cavenaghi, salvando las distancias el Palermo de este River, por lo que significa para el equipo tanto dentro como afuera de la cancha. Después sólo quedan chicos de las inferiores como Boyé, Simeone, Driussi o Kaprof. Aquel Boca apenas convocó a un juvenil Franzoia en una ocasión pero fue al banco de suplentes sin tener minutos.
De la misma manera que River no contó con Carlos Sánchez (Uruguay), Teófilo Gutiérrez y Eder Álvarez Balanta (Colombia) y Leonel Vangioni (Argentina) por algunos días debido a la fecha FIFA, en aquel 2005 Boca no pudo contar con Roberto Abbondanzieri, Sebastián Battaglia y Daniel Bilos (Argentina), citados por Pekerman para partidos de Eliminatorias, aunque el equipo estaba clasificado a la Copa del Mundo desde junio. En noviembre también fueron citados, pero esta vez para amistosos ante Inglaterra y Qatar. Además, Basile tampoco pudo contar con Fabián Vargas, citado por la Selección de Colombia.
¿Podrá River conseguir la doble corona? No parece tarea sencilla. En el campeonato local sabe que corre de atrás. En la Copa Sudamericana deberá superar una final complicadísima. Son pocos los casos, además de los mencionados en líneas arriba, de equipos que pelearon todo hasta lo máximo posible. En 2003, Boca salió campeón de la Copa Libertadores. En el Torneo Clausura fue subcampeón, a cuatro unidades de River. Ese mismo año, River alcanzó la final de la Copa Sudamericana pero a cambio de sumar sólo 26 puntos en el torneo doméstico. Terminó en la 8va posición. En el primer semestre de 2004, tanto River como Boca disputaron 33 partidos en 136 días (cada 4,12 días), con el Millonario consiguiendo el Torneo Clausura pero quedando eliminado por Boca en las semifinales de Copa Libertadores, mientras que el Xeneize salió subcampeón de ambas competencias.
A finales de 2004 Boca conquistó la Copa Sudamericana, pero a cambió terminó 8º en el campeonato local. En el primer semestre de 2007 logró salir campeón de la Copa Libertadores después de cuatro años, saliendo subcampeón del Torneo Clausura. Ese Boca de Russo disputó 33 partidos en 130 días (cada 3,94 días, increíble). Independiente salió campeón de la Copa Sudamericana 2010, pero a cambio terminó en la última posición en el campeonato local. Debido a eso, en 2011 peleó por no descender hasta las últimas fechas. El Boca de Falcioni afrontó en 2012 el desafío de la "triple corona". Finalmente conquistó la Copa Argentina un tiempo después, pero salió subcampeón de la Copa Libertadores y no pudo pelear el campeonato doméstico hasta el final. Ese equipo jugó 38 partidos en 152 días (exactamente cada 4 días). Hace poco averiguando otra cosa descubrí que Riquelme, un futbolista que tiende a padecer problemas físicos, disputó 27 partidos en ese semestre, los 90 minutos en casi todos los casos. Como para tener en cuenta.
Finalmente nombro los casos de Tigre, subcampeón de la Copa Sudamericana 2012 pero penúltimo en el Torneo Inicial; Newell's campeón del Torneo Final 2013 pero eliminado en semifinales de la Copa Libertadores por penales; Lanús campeón de la Copa Sudamericana 2013 y subcampeón del campeonato doméstico (29 partidos en 133 días, es decir, promedio de 4,58); y San Lorenzo campeón de la Copa Libertadores 2014 pero 11º en el Torneo Final.
Cuando finalice su partido ante Atlético Nacional en Medellín, el River de Gallardo habrá jugado 30 partidos en 129 días. Estamos hablando de un encuentro cada 4,3 días.
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